Thursday, August 17, 2006

Agente de la CIA

La CIA tenía una vacante para un agente especializado en ejecuciones.

Después de evaluar a algunos aspirantes quedan finalmente 2 hombres y
una mujer.

Llega el día de la prueba final y para definir quien conseguiría el
trabajo, los agentes que administraban la prueba llevaron a uno de los
hombres a una puerta grande de metal y le dieron un arma.

- "Debemos confirmar que usted seguirá nuestras instrucciones no
importa bajo qué circunstancias"- le explicaron-

"Dentro de este sitio, usted encontrara a su esposa sentada en una
silla. Tome esta arma y mátela."

El hombre con una mirada de asombro le dijo: "Ud. no puede estar
hablando en serio. Yo nunca podría matar a mi propia esposa."

- "Bien" -dijo un agente- "Entonces usted definitivamente no es la
persona adecuada para este trabajo."

Así que trajeron al segundo hombre a la misma puerta, le entregan el
arma y le explican los mismos parámetros de la prueba.

El segundo hombre miró algo sobresaltado, pero sin embargo tomó el
arma y entró al cuarto.

Todo estuvo en silencio por cerca de 5 minutos, entonces la puerta se
abrió.

El hombre salió del cuarto con lágrimas en sus ojos y dijo: "Intenté
matarla, pero simplemente no pude apretar el gatillo. Supongo que no
soy el hombre adecuado para el trabajo."

Los agentes contestaron: - "No, usted no tiene lo que se necesita para
esto. Tome a su esposa y vaya a casa."

Ahora solo les quedaba la mujer. La conducen a la misma puerta y le
dan la misma arma.

- "Como prueba final, debemos estar seguros que usted seguirá las
instrucciones sin importar las circunstancias; dentro encontrará a su
marido sentado en una silla. Tome esta arma y mátelo."

La mujer tomo el arma y abrió la puerta. Antes incluso de que la
puerta se cerrara completamente, los agentes oyeron a la mujer descargar el arma
completamente. Uno por uno, cada tiro disponible en el cargador.

Entonces el mismo infierno se apodero de aquel cuarto. Se oyeron
gritos, desgarramientos, golpes en las paredes.

Esto continuó por varios minutos y, finalmente, todo quedó en
silencio. La puerta se abrió lentamente, y allí estaba parada la mujer.

Se limpió el sudor de la frente y dijo: - "¡¡¡ Son Uds. la hostia !!!
¿Por qué no me dijeron que eran balas de fogueo?

He tenido que matarlo a sillazos, y encima se me ha roto una uña...!!!

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